David Mamet es sin duda uno de
los dramaturgos estadounidenses contemporáneos más reconocidos y su obra La anarquista provocó aplausos, con cuatro salidas al escenario para saludar el pasado sábado 8 de febrero en el Teatro Barakaldo. La obra interpretada con gran naturalidad
por Magüi Mira en un teatro inusualmente
lleno de público, que acudió a ver a dos actrices que llevan muchos años pisando las tablas - Magüi Mira y
Ana Wagene- fue dirigida por José
Pascual, quien ha realizado también la versión adaptada de esta obra teatral, un diálogo entre dos mujeres, que dura una hora y veinte minutos, un tiempo
intenso en palabras, pensamientos, creencias y contradicciones.
Con apenas una mesa y dos sillas, la escena en esta obra se llena de ingenio gracias a la diatriba que mantienen
dos mujeres, una la prisionera y otra su guardiana.
En La anarquista vuelve a repetirse el estilo reconocible de Mamet para el que el texto a interpretar se sucede en una serie de pensamientos rápidos con contrapunto de preguntas que no siempre tienen respuesta, valiéndose de cambios de humor en escena para dar un ritmo ágil, y que en este caso, corrieron por cuenta de Ana Wagene, que demostró su profesionalidad y su agilidad dialéctica sobre el escenario.
En La anarquista vuelve a repetirse el estilo reconocible de Mamet para el que el texto a interpretar se sucede en una serie de pensamientos rápidos con contrapunto de preguntas que no siempre tienen respuesta, valiéndose de cambios de humor en escena para dar un ritmo ágil, y que en este caso, corrieron por cuenta de Ana Wagene, que demostró su profesionalidad y su agilidad dialéctica sobre el escenario.
La anarquista tiene un texto difícil, a pesar de que Manet está
acostumbrado a escribir guiones con lenguaje sencillo para ser comprendido por
la gente de la calle, pero difícil, digo, quizá, porque está escrito en otro
idioma y se nota la traducción, o quizá también porque utiliza un esquema
mental, social, educacional y de creencias distinto al que usaría un autor de
aquí y eso el público lo acusa y supongo que las actrices también a la hora de
aprenderse el texto e interpretarlo.
En definitiva, La anarquista es una obra que habla de
libertad, la libertad global y la individual, la libertad como una aspiración,
como un derecho y como una propiedad basándose en palabras y conceptos filosóficos,
en pensamientos, recuerdos, preguntas, verdades y mentiras en las que se llega
a poner en duda quién ostenta la verdadera libertad si el que aspira a ser
liberado o el que debe concederla.
De nuevo, el Teatro Barakaldo ha
acertado en su programación.
Argumento
Tras pasar la mayor parte de su
vida en la cárcel, una mujer se juega su liberación en una última entrevista
con la funcionaria de prisiones que debe informar sobre su caso. Cathy, revolucionaria
en los años sesenta, ha sido capaz de mantener tras los muros de la prisión un
cierto espacio de libertad interior. Ann, la funcionaria que la interroga, ha
convertido su profesión, su vocación de servicio al estado, en una obsesión tan
férrea como los muros de una cárcel. Cathy ha conseguido, hasta dónde es
posible tener "una vida" durante su condena; Ann ha perdido su vida
en una misión de control y vigilancia en la que es difícil distinguir dónde
termina el deber y comienza la invasión de la intimidad ajena.
Ascension
Badiola