Otro gran descubrimiento ha sido la forma de escribir de Aminatta
Forna, nacida en Glasgow en 1964, aunque hija de un africano de Sierra Leona y
de una escocesa.
Esta escritora fue designada por la revista Vanity Fair, como
una de las escritoras africanas más prometedoras. Aminatta ha vivido entre Reino
Unido y Sierra Leona, y a la edad de 10 años recibió un golpe irreversible en
este país africano en el que su padre, médico de profesión, desapareció un buen
día en que se lo llevaron de casa sin que se supiese más de él. Esta terrible
experiencia fue volcada en la primera novela de la escritora: The Devil that Danced on the Water (2002),
obra que gira en torno a la necesidad de saber qué le ocurrió a su padre. Aminatta
regresó a África y allí descubrió que había sido torturado y asesinado
por el régimen.
En 2006, escribió El
jardín de las mujeres cuyas protagonistas son cuatro mujeres que hablan,
como una sola voz, de la guerra, de la espiritualidad y de la vida en una aldea
africana donde las mujeres explican su experiencia y conversan, componiendo un bello relato lleno de
párrafos memorables.
Su tercera novela no salió a la luz hasta varios años
después, Donde crecen las flores
silvestres (2013), traducida y editada por Alfaguara. En ella, la escritora
viaja literariamente y centra su relato
en el conflicto de la extinguida Yugoslavia, al situar como protagonista de la
misma a Duro, un hombre solitario que vive en la localidad croata de Ghost, un
pequeño y bonito pueblo que ha vivido inmerso en el horror de la guerra, en el
de las masacres, y en la tragedia de los desaparecidos, cuyos familiares conviven
con los verdugos en las mismas calles y plazas. Hace tiempo que no leía tan a gusto una novela, lectura que acabo de terminar
Uno de los personajes de El
jardín de las mujeres aparece en su siguiente novela La memoria del amor, en la que tres hombres cuentan sus historias
de dolor, tras la guerra de Sierra Leona, un conflicto civil en el que los niños-soldado
fueron obligados a cometer crueldades sin nombre. El final de la guerra provocó
el mismo silencio terrible que se produce tras cualquier guerra, con el fin de
intentar olvidar y Aminatta refleja esta realidad una vez más.
No olviden el nombre: Aminatta Forna. No les pesará.
No olviden el nombre: Aminatta Forna. No les pesará.