Después de 18 meses de Covid, el teatro empieza este año con fuerza. Lo estábamos esperando con ganas y al hilo de esto, la compañía Producciones Teatrales Contemporaneas ha estrenado este sábado 2 de octubre en Barakadlo la obra "El hombre almohada" del autor británico Martin McDonagh, que ha sido dirigida y adaptada por David Serrano.
Son dos horas y media interrumpidas por un breve descanso, en las que Belén Cuesta, Ricardo Gómez, Juan Codina, y Manuela Paso abordan una tragedia en la que no falta alguna chispa de humor.
Asesinatos que se asemejan a los relatados por una autora de cuentos y un hermano discapacitado mental al que la policia considera el principal sospechoso, aportan al espectador la intriga suficiente para mantenerlo sentado en la butaca durante toda la obra.
Sin embargo, la obra que siendo larga, se tolera bien en lo que a duración respecta es perturbadora, negra hasta la superación, macabra diría yo. La crítica dice que es la mejor obra de McDonagh, así que no imagino cómo será la peor. Alrededor del maltrato infantil, los cuentos que sirven de raíl a esta representación se van ennegreciendo y enturbiando de forma insaciable con apenas algún atisbo de luz o de esperanza.
La actuación de Belén Cuesta (la escritora de cuentos) y de Ricardo Gómez (el hermano discapacitado intelectual de la escritora) me ha parecido impecable. Me llama la atención la voz aterciopelada y concisa de Belén y la mejora como actor de Ricardo, el chaval al que hemos visto crecer en la serie televisiva "Cuéntame" y al que vimos en la obra "Rojo", junto a Echanove. Ricardo es un actor que va cogiendo tablas y que promete mucho en el escenario.
La puesta en escena, un espacio oscuro rodeado de telones de plástico es acorde con lo que se está contando. El vestuario, sin más. La música es correcta.
En conjunto, me ha parecido una buena representación, a pesar de que el texto es difícilmente digerible. También el mensaje o, como dirían los antiguos, la moraleja es positiva porque respeta la expresión literaria por encima de los gustos personales y la hace responsable del mal que representa.
Por último, un punto muy positivo, el teatro estaba lleno, respetando el aforo restringido y la media de edad ha bajado considerablemente. Va más gente joven al teatro y eso merece un enorme aplauso.
El teatro nos pone frente al espejo. El teatro nos refleja como sociedad. Todos somos teatro.
Opinión y crítica de Ascension Badiola (escritora).