'Preludio' iba a ser interpretada en el Teatro Arriaga, pero la pandenmia de Covid suspendió la obra. Al final, ha podido verse en el Teatro Barakaldo un lluvioso mes de diciembre de 2021, tras tres semanas de lluvia incesante, inundaciones en Pais Vasco y Navarra y un teatro casi vacío (espero que por el temporal o porque es época de compras navideñas).
La obra de teatro 'Preludio', basada en la novela de Jesús Ruiz Mantilla, ha sido adaptada, producida e interpretada durante tres años por Daniel Ortiz.
Preludio es un canto al sufrimiento de los intérpretes prodigio y de los compositores; un tango entre el arte o la vida; el descenso vertiginoso desde la perfección hasta la enfermedad, la locura y la muerte de León de Vega, el famoso pianista español obsesionado con los 24 preludios de Chopin.
Si la vida del artista y el texto creado a partir de ella son asombrosos, no deseo detenerme en nada más que no sea la interpretación de Daniel Ortiz que es, sin ninguna duda, la excelencia de esta obra, que no se volverá a ver sobre los escenarios porque Daniel se despidió ayer, alegando el notable esfuerzo de cuerpo y mente que requiere interpretar al pianista muerto de SIDA.
Es cierto, durante 90 minutos Daniel Ortiz se sumerge en la mente torturada del personaje y su dolor reaparece en cada movimiento, en cada músculo, en el torbellino de palabras lanzadas a una velocidad prodigiosa e indicadoras de una mente fabulosa, un desván de la memoria, una auténtica máquina que transmite emoción y perplejidad.
Yo pocas veces había visto una actuación así y he visto muchos monólogos.
Una pena que haya sido la última vez. Sin Daniel Ortiz nunca volveremos a ver a León de Vega en su plenitud y el sonido de las obras de Chopin ya no volverá a ser el mismo, aunque sea en sentido figurado.
Daniel se vuelve a Madrid para interpretar una nueva pieza teatral, que espero que recale por el norte dentro de algún tiempo.
Que te vaya excelente con tu nueva obra. ¡Mucha Mierda!
Ascension Badiola
(Escritora)